Origen del Camino Natural Santander-Mediterráneo
La del Santander-Mediterráneo es la historia de un ambicioso proyecto que nunca llegó a ejecutarse en su totalidad. La idea de unir los puertos de Santander y Valencia a través de una línea ferroviaria se fue fraguando desde los primeros años del siglo XX.
En 1924 se iniciaron las obras desde Burgos para enlazar con Calatayud hacia el sureste y poco después con Cidad-Dosante hacia el norte. En realidad, el trayecto entre Santelices y la capital cántabra no llegó a entrar en servicio.
En el trayecto que gestiona el Consorcio de la Vía Verde del Santander-Mediterráneo –comprendido entre Villarmero y Salas de Bureba- se habilitaron las estaciones de Sotopalacios, Peñahorada y Poza de la Sal (todas ellas de 3ª clase), los apartaderos de Lermilla-Quintanarruz y Arconada y los apeaderos de Villarmero, Villaverde-Peñahorada y Lences.
En 1985, dentro de un contexto de cierre de líneas ferroviarias en España, se clausuró definitivamente la que cubría el trayecto entre Calatayud y Cidad-Dosante. Una vez que se llevó a cabo el desmantelamiento de la línea, comenzó la idea de crear una Vía Verde que ofreciera algún tipo de alternativa económica a la zona a través del aprovechamiento de los recursos turísticos.