El Camino Natural Santander-Mediterráneo
Villarmero
El Santander-Mediterráneo abandona la capital burgalesa y llega al término de Villarmero, dentro del municipio de Alfoz de Quintanadueñas. El pueblo queda apenas medio kilómetro a la izquierda del camino. En él, el elemento patrimonial más destacable es la iglesia de San Martín -edificada entre los siglos XVI y XVIII-, con sus contrafuertes dobles en esquina, su pórtico con arco de medio punto bajo un tejadillo, su portada de mediados del siglo XVII y su torre espadaña -con dos cuerpos de arcos en el campanario-. Junto a ella, en la plaza, hay una vistosa fuente de dos caños rematada en su parte superior por una bola.
A las afueras se conserva un crucero de piedra formado por una columna sobre tres escalones cilíndricos, todo ello presidido por una cruz.
Quintanadueñas
La cabecera del municipio de Alfoz de Quintanadueñas se encuentra al oeste del antiguo trazado ferroviario. En la localidad sobresale la iglesia de San Martín Obispo, construida entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII sobre la base de un templo románico anterior.
De la primitiva iglesia procedería el magnífico altorrelieve de finales del siglo XII con las figuras del Pantocrátor y el Tetramorfos que se conserva en el interior. Cristo en Majestad aparece sentado en el trono, en actitud de bendecir y flanqueado por dos leones. Alrededor, una original mandorla tetralobulada deja espacio a las figuras de los cuatro evangelistas.
La iglesia presenta otros elementos de interés, como dos ménsulas románicas, las tablas flamencas de la segunda mitad del siglo XV y cuadros barrocos del pintor burgalés José Moreno.
Además, varias casonas dan testimonio de un pasado esplendoroso. Una de ellas, de aspecto palaciego (fechada en el siglo XVII), luce dos escudos de armas a los lados de un balcón con herrajes protegido por un tejadillo.
Sotragero
El principal exponente patrimonial de la localidad es la airosa iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que luce una esbelta espadaña y una interesante portada de estilo gótico flamígero con banda estrellada. El templo es de una sola nave, con ábside recto y contrafuertes prismáticos. En el interior, destaca el coro alto con barandilla de piedra y escudo central, además de un sarcófago renacentista en piedra, del siglo XVII y una talla gótica de la Virgen.
Al oeste, en un alto cercano al pueblo, la ermita de San Roque ofrece un magnífico mirador desde el que disfrutar de una inmejorable panorámica de la llanura del Ubierna. Se trata de una sencilla construcción de una única nave de planta rectangular con cubierta a dos aguas y arco de medio punto en el acceso.
Quintanilla Vivar
Al lado oriental del Camino Natural se encuentra esta localidad, cabecera del municipio del mismo nombre, al que pertenece también la vecina Vivar del Cid.
En un extremo del pueblo se encuentra la imponente iglesia de Santa Eulalia, gótica aunque con portada renacentista y elementos barrocos (entre ellos los retablos salomónicos de finales del siglo XVIII). El edificio tiene torre cuadrada y es de planta rectangular, con una nave de tres tramos cubierta con bóvedas de crucería nervadas. Su sólida construcción encuentra la armonía perfecta en las edificaciones vecinas, entre las que destacan varias casas blasonadas y un antiguo molino harinero que funcionó hasta finales del siglo pasado.
En el Alto de San Pedro, próximo a la localidad, se identificó una necrópolis medieval cuyo origen estaría asociado a uno de los barrios de la antigua Quintanilla-Morocisla.
Vivar del Cid
En la localidad natal de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se encuentra la Legua 0 del Camino del Destierro. Son numerosos los elementos de interés, además de la propia arquitectura local y de las diversas referencias escultóricas erigidas en honor al héroe castellano. Entre el rico patrimonio de Vivar sobresale el magnífico Convento de Nuestra Señora del Espino, gótico de finales del siglo XV. En su interior se conservan piezas de extraordinario valor histórico, como el baúl que custodió el manuscrito del Cantar de Mio Cid o la hermosa talla gótica de Santa Clara, en madera policromada.
Tanto el templo conventual como la iglesia de San Miguel, de estilo gótico flamígero (aunque con elementos renacentistas y barrocos), merecen una visita.
En Vivar todo recuerda al Campeador, desde el Museo del Cid hasta la Semana Cidiana que se celebra cada verano, en la que los propios vecinos, ataviados con trajes de época, son protagonistas.
Sotopalacios
La capital de la Merindad de Río Ubierna es, además del centro administrativo y de servicios del municipio, una localidad conocida por la fabricación de morcillas de extraordinaria calidad.
Sorprende por su majestuosidad el Palacio del Cid, levantado según la tradición sobre un solar propiedad de Diego Laínez, padre del Campeador). Su origen se remonta al siglo IX, pero fue reedificado a partir del XIV. Perteneció a los Padilla, a los duques de Medinaceli y a la familia de los Manrique, Adelantados de Castilla, por lo que también recibe la denominación de Castillo de los Adelantados. El edificio tiene planta casi cuadrada y cuenta con dos torreones y una torre albarrana en tres de las esquinas. Alrededor del patio central se distribuyen las distintas dependencias.
La más antigua de las dos iglesias es la de Nuestra Señora de Acorro, de origen románico, aunque reconstruida en buena parte en el siglo XX. Tiene planta rectangular, cabecera de estructura románica con canes, contrafuertes en esquina y óculo. La espadaña se adorna con esbeltos pináculos y bajo ella se abre la portada, con arco de medio punto y frontón.
El segundo templo es el de San Martín de Tours, renacentista del siglo XVI, con cabecera recorrida por canes de estilo románico popular, una sola nave rectangular y dos capillas. En su interior destacan el impresionante conjunto de cuatro sepulcros de la familia Díez Ortega y el magnífico retablo en piedra policromada, dedicado a los Reyes Magos.
La arquitectura civil cuenta aquí con una original muestra de palacio renacentista, el de los Díez Ortega, más conocido como Casa de los Tiros, del siglo XVI, compuesto por dos cubos, ambos adornados por el escudo de la familia. Tiene dos balcones, uno de ellos en esquina.
La localidad conserva también dos molinos harineros, el antiguo rollo de justicia y un crucero de 1730.
Quintanaortuño
Esta es la localidad natal de San Juan de Ortega (h. 1080), discípulo y colaborador de Santo Domingo de la Calzada en el impulso de la Ruta Jacobea y patrón del Colegio Nacional de aparejadores y arquitectos técnicos. En su honor se erigió una ermita. De origen románico, se levanta sobre una única nave con espadaña. En 1980 se practicó una ampliación de la construcción primitiva, bajo el altar de la cual se conservan los restos de los padres de San Juan de Ortega. En la parte más nueva hay un púlpito y una pila bautismal procedentes de la iglesia de San Martín, hoy en ruinas.
Este templo, gótico en origen, luce portada renacentista y cuenta con una nave de gran altura, capillas laterales, contrafuertes, presbiterio recto y ábside poligonal.
Otros elementos de interés son el torreón de principios del siglo XVI, dos puentes medievales sobre el Ubierna, dos molinos harineros y la Fuente del Santo, cuyo origen se sitúa, según la tradición, en un milagro realizado por San Juan de Ortega.
Villaverde-Peñahorada
En esta localidad, situada al sur del Desfiladero de la Hoz, se conservan algunas casas blasonadas en las inmediaciones de la iglesia de Santiago Apóstol, un interesante templo de origen románico muy transformado a lo largo del tiempo, con planta de cruz griega y una sola nave con crucero. De la construcción original se conserva el ábside semicircular -con contrafuertes, canes y una arquivolta. El pórtico presenta arco de medio punto, al igual que la portada, y una reja barroca.
Villaverde-Peñahorada tiene un núcleo principal y tres barrios, La ventilla, el de En medio y La Mota. En este último permanecen en pie las ruinas de la iglesia de San Martín, de estilo gótico, con ábside semicircular cubierto por una bóveda nervada -al igual que los lados del crucero-, mientras que el resto de la nave luce bóvedas sextpartitas.
Peñahorada
A la salida norte del Desfiladero de la Hoz, en un entorno de roca caliza y bosques de encinas se sitúa Peñahorada, cuyo principal elemento patrimonial religioso es la iglesia de San Esteban Protomártir, de estilo románico (finales del siglo XIII), aunque con añadidos posteriores. Tiene nave rectangular y cabecera rebajada en altura. A los pies se levanta la espadaña, bajo la que se abre una portada barroca con arco de medio punto, pilastras y frontón. En su interior destaca la bóveda aquillada con arcos fajones.
Los muros de piedra levantados para dividir las huertas y las pequeñas parcelas contribuyen a dotar de personalidad a este pequeño pueblo. Otros elementos del patrimonio etnográfico son el potro de herrar, el horno comunitario, la antigua sala de concejos, la fuente y el lavadero de losas de piedra.
Muy cerca, en dirección oeste, se encuentra el menhir de las Dos Hermanas, constituido por una doble estructura vertical de piedra, testigo mudo del pasado más remoto de estas tierras. La tradición habla de dos hermanas convertidas en piedra por la cruel maldición del padre.
La Molina de Ubierna
En La Molina de Ubierna, el principal referente cultural corresponde al patrimonio inmaterial, concretamente a la espectacular representación de la Pasión de Cristo que cada año los vecinos protagonizan el Viernes Santo. Las distintas escenas, desde la Oración en el Huerto hasta la Crucifixión, cobran vida en distintos escenarios de la localidad.
Sobre el cerro o mola que da nombre al pueblo se alza la iglesia de San Román, de estilo románico tardío (de finales del siglo XIII), con espadaña. El edificio tiene una única nave rectangular que se une a la cabecera mediante tramo recto y ábside semicircular románico. El interior tiene bóveda de medio cañón, salvo el ábside cubierto con cuarto de esfera.
Muy parecida a la anterior es la iglesia de San Salvador, también del románico tardío e igualmente con nave rectangular y bóveda de medio cañón en el presbiterio. La portada luce un arco de medio punto y la espadaña se levanta a los pies de la nave.
Cobos Junto a la Molina
La iglesia de San Torcuato representa a la perfección la arquitectura románica popular. El edificio tiene una sola nave con crucero, cabecera poligonal con contrafuertes y canes románicos y espadaña a los pies. El pórtico luce un sencillo arco de medio punto.
A la salida del pueblo, siguiendo hacia el norte el valle del río La Molina, en un alto se encuentran las ruinas de la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, también de estilo románico popular, con cabecera rectangular, espadaña y una capilla adosada que se cubre con bóveda de crucería.
En las proximidades del pueblo hay una necrópolis formada por tumbas antropomorfas excavadas en la roca, junto a la que existió un asentamiento medieval.
Quintanarruz
En su trayecto hacia el nordeste, el Camino Natural alcanza Quintanarruz y atraviesa los dos barrios que antaño estuvieron divididos por el ferrocarril y hoy quedan unidos a través de una zona de descanso.
La iglesia de Santa Leocadia constituye un destacado ejemplo del románico rural tardío (de finales del siglo XII), con una magnífica portada con siete arquivoltas y capiteles decorados con grifos, escenas de lucha, serpientes devorando a un hombre y una cabeza de cuya boca salen tallos. El templo se levanta sobre una única nave de cuatro tramos y ábside semicircular con canecillos en la parte superior, dos columnas sobre plintos y arcos de medio punto en las ventanas.
La pequeña localidad conserva interesantes viviendas, entre las que sobresalen varias casas blasonadas.
Lermilla
La iglesia de San Esteban Protomártir preside el caserío de Lermilla, la localidad en la que el camino natural abandona el municipio de Merindad de Río Ubierna por su parte nororiental para internarse en La Bureba. El templo se levanta sobre una sola nave de planta rectangular con el pórtico de medio punto adosado a un lateral. A los pies se dispone la espadaña, cuyo campanario de dos cuerpos se remata mediante un vistoso frontón del siglo XVIII.
Hay también en la pequeña localidad una interesante obra hidráulica –recientemente reformada- compuesta por una fuente, varios elementos de canalización y un lavadero. El agua desciende por un pequeño canal que vierte parcialmente a un segundo nivel y a un lavadero que, a su vez, elimina el sobrante a través de una abertura en su parte final.
Arconada
Al noroeste de La Bureba se encuentra la pequeña localidad de Arconada, en la que destaca, elevada sobre el caserío, la iglesia de Santa Eulalia, de estilo predominantemente gótico aunque con elementos románicos, como los canecillos del alero y una ventana abocinada de medio punto. En el templo destaca su galería porticada, que se abre en la fachada sur.
En cuanto a la arquitectura civil, abundan las viviendas de mampostería y sillarejo con sillares en las esquinas. También hay construcciones con zócalo de piedra hasta media altura y adoba en la parte superior. En algunas de las casas hay interesantes arcos de medio punto, rebajados y ojivales.
La tradición local habla de la existencia de varios conventos, al menos uno de monjas y otro de frailes.
Lences
Esta pequeña localidad pertenece al municipio de Poza de la Sal. En su entramado urbano se conservan interesantes muestras de arquitectura civil en diversas viviendas particulares, algunas de ellas blasonadas y dos puentes medievales sobre el río Homino, construidos en piedra de sillería y mampostería, y ambos con un arco ojival.
Junto a este exponente del gótico se sitúa la iglesia de Santa Eugenia, sólida construcción románica con numerosos añadidos posteriores que permiten contemplar elementos góticos (de transición al barroco) y neoclásicos. El templo tiene planta de cruz latina, con cabecera gótica y bóvedas de crucería. La capilla de la Epístola se cubre con una cúpula sobre pechinas.
Del origen románico destaca la portada (con cinco arquivoltas decoradas con animales fantásticos, guerreros, motivos vegetales, puntas de diamantes y otros, apoyadas sobre jambas con columnas), bajo un pórtico con tres arcos de medio punto.
En el camino que conduce a Castil de Lences se pueden contemplar los restos de la ermita de Montes Claros, levantada sobre una sola nave rectangular, con cabecera poligonal, contrafuertes y espadaña con remate piramidal.
Poza de la Sal
Poza es, ante todo, la localidad natal de Félix Rodríguez de la Fuente, el famoso naturalista y divulgador a cuyo recuerdo se han erigido varias esculturas, además de un espacio medioambiental.
La Villa de Poza alberga rincones tan interesantes como las plazas Vieja, Nueva y de la Villa y está declarada con absoluto merecimiento Conjunto Histórico Artístico. En su interesante trazado medieval es de obligada visita la iglesia de San Cosme y San Damián, monumento nacional. Su construcción se remonta a finales del siglo XIII, pero el aspecto actual es el resultado de sucesivas reformas. Destaca en el exterior la magnífica portada principal, de 1665. El templo tiene planta basilical de tres naves con cabeceras rectas y bóvedas de crucería.
Además, destacan en la localidad las cuatro puertas de la muralla, entre ellas la del Conjuradero. En la parte norte del pueblo se alza el Palacio de los Marqueses de Poza y, sobre este, el Castillo de los Rojas, que se alza sobre un macizo rocoso que protege la villa y constituye un espectacular mirador de La Bureba.
Del antiguo esplendor económico de Poza dan testimonio las salinas. La extracción de sal se remonta en la localidad a la época de dominación romana. Se conservan las eras, pozos, restos de los almacenes y el Centro de Interpretación de las Salinas, además del acueducto, los lavaderos y los abrevaderos de Fuente Buena. El Salero, declarado Bien de Interés Cultural, y el diapiro, elemento de extraordinaria importancia geológica, hacen de Poza un lugar verdaderamente singular.
A las afueras de Poza se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de Pedrajas, una ermita de una sola nave que presenta hoy una mezcla de estilos, resultado de diversas reformas realizadas entre los siglos XVI y XVIII.
Finalmente, se conservan los restos de la iglesia y el claustro herreriano del Convento de San Bernardino de Siena, fundado a mediados del siglo XV.
Salas de Bureba
Esta es la puerta de entrada al Valle de las Caderechas, famoso por la producción de cerezas y manzana reineta, ambas reconocidas como Marcas de Garantía.
En Salas hay sólidas construcciones de piedra, entre las que sobresalen una decena de casas blasonadas, como La Rectoral o Casa del Cura, una interesante edificación de corte renacentista de principios del siglo XVII.
La imponente iglesia de Santa María, de estilo neoclásico, es el principal exponente de la arquitectura religiosa local. La construcción tiene una única nave de tres tramos cubiertos por bóvedas de crucería y el crucero se remata con una cúpula sobre pechinas. Conserva en uno de sus retablos un Cristo románico de finales del siglo XIII.
Las escalinatas de acceso contribuyen a realzar el aspecto monumental del templo parroquial. En lo alto de las escaleras se eleva el Monumento al Sagrado Corazón, levantado a mediados del siglo XX. Junto a este se encuentra la Piedra de los Evangelios, que antaño sirvió como atril en el que se leía la Biblia y posteriormente como lugar de subastas públicas.
A las afueras del pueblo en dirección a Oña se encuentra la ermita del Ecce Homo. Se trata de una construcción popular del siglo XVI con algunos elementos góticos. Un soportal protege la entrada, sobre la que se levanta la espadaña, rematada por un frontón triangular.