Origen del Camino Natural Santander-Mediterráneo

El trazado

Aproximadamente cincuenta kilómetros conforman el recorrido del Camino Natural del Santander-Mediterráneo entre la capital burgalesa y el límite de las comarcas de La Bureba y Las Merindades.
La primera de las dos etapas en que se divide este tramo del Camino Natural une las localidades de Castellanos de Bureba y Quintanarruz, mientras que la segunda alcanza Quintanilla Vivar. Si se sigue el trazado de sur a norte, el recorrido va ascendiendo suavemente hasta Peñahorada y después sigue ya una bajada continua.

Tras abandonar la capital burgalesa y dejar atrás el polígono industrial de Villalonquéjar, el trazado del Santander-Mediterráneo se dirige al Valle del Ubierna y alcanza Villarmero. Enseguida se llega al término de Quintanilla Vivar, donde finaliza una de las etapas del Camino Natural, concretamente la que comienza en Quintanarruz. A la izquierda queda Sotragero y a la derecha, Quintanilla Vivar y Vivar del Cid.
Tras un primer paso sobre el Ubierna, la siguiente localidad del recorrido es Sotopalacios, que queda junto al trazado ferroviario. A la salida, la señalización de paso a nivel indica el cruce con la N-623. Poco más adelante, un segundo puente metálico vuelve a atravesar sobre el río Ubierna.
A la altura de Villaverde-Peñahorada, el recorrido entra en la Serrezuela. Una trinchera da acceso al Desfiladero de la Hoz. Un puente sobre la CL-629, dos túneles (de 84 y 201 metros de longitud, respectivamente) y nuevos tramos de trincheras conducen hasta Peñahorada.
Un nuevo paso a nivel atraviesa la CL-629, poco antes de llegar a la cantera abierta para obtener el balasto necesario para construir el ferrocarril. Aún se conserva el cargadero ubicado junto a la vía.
Tras superar el Desfiladero de la Hoz, el recorrido inicia un continuo descenso hacia el nordeste. Se llega a Las Torcas del río La Molina, en las que abundan las trincheras abiertas entre las tierras rojizas que dominan el paisaje.
Las Torcas acompañan el trazado hasta Quintanarruz y Lermilla. Entre ambas localidades se conserva la aguada o depósito que se empleaba para abastecer a las locomotoras de vapor.

Tras abandonar la Merindad de Río Ubierna, el paisaje de color rojo da paso a las badlands, tierras que recuerdan al lejano Oeste americano, con sus formaciones caprichosas, producto de la fuerte erosión sobre materiales blandos de color blanquecino.
Poco a poco el camino se interna en La Bureba y el suelo va ganando en fertilidad, siempre cerca del río Homino. Ya en las proximidades de Poza de la Sal, aparecen los relieves que rodean al diapiro, formación geológica de interés mundial que permitió el afloramiento de la sal pozana.
Al norte del camino queda el Valle de las Caderechas, conocido sobre todo por la producción de frutas de gran calidad, especialmente cerezas y manzanas -ambas de calidad amparada por sus correspondientes marcas de garantía-.
Desde Salas de Bureba, puerta de acceso al valle, el recorrido continúa hacia el nordeste en busca del Desfiladero del Oca, entrada natural hacia la comarca de Las Merindades.